sábado, 2 de julio de 2011

El cáncer sí es diligente:

El profesos Adonay Arrieta en su artículo  sobre “El cáncer sí es diligente” en el periódico La Nación les hace una fuerte crítica a los médicos e instituciones  del  país ya que estos no tienen amor  su profesión como se supone que lo deberían de tener claro con excepciones.
Como es posible que un medico muchas veces por el estatus social que esta profesión le da, trate a los enfermos independientemente si es de cáncer o no como menos, no les importa la calidad de vida solo la parte monetaria de este trabajo, se supone que una persona que estudia esta carrera es porque tiene un don especial (o lo aprenden en sus estudios),  para aquellas personas que están en, la última etapa de su vida, porque  en esta es cuando necesitan más atención, mas amor de esas personas que lo cuidan y muchas veces como ya están en su fase terminal no los importa como los tratan.

Un médico debe de ser mas responsable con su trabajo y velar por la salud pública  sin importarles si tienen o no dinero, deben de aprender a tratar a los enfermos, porque ellos lo necesitan, las personas no se les debe apreciar por su cantidad monetaria si no por el simple hecho de ser personas.

El cáncer es una enfermedad que avanza sin pedir permiso, así mismo deberían de ser los doctores atender a los pacientes con rapidez y fluidez, muchas veces no es un cáncer u otra enfermedad la que mata a las personas o las hace sufrir si no que es la negligencia de los doctores que no actuaron como debió de ser en el momento preciso sino que dejaron pasar  detalles que a muchos les cuesta la vida.

Dios le dio al hombre la oportunidad de salvar vidas, los doctores son los héroes de la sociedad solo que muchas veces juegan a ser villanos, y no se dan cuentan que dejan su propósito al lado y esto afecta las vidas de las personas que confiamos en ellos. Deberían ser un poco mas agradecidos con todos los enfermos que tienen que curar porque si no fuera por ellos no tendrían trabajo, las personas están en este mundo para ayudarse lo uno a los otros.

Por lo tanto el médico debe ejercer su profesión con agrado, responsabilidad y  honor de poder salvar vidas y no como una obligación, el trabajo se vuelve más fácil cuando se realiza con amor. Amor por estas personas a que muy pronto dejan de ser de este mundo pero se tiene una gran satisfacción cuando se sabe que uno aporto su grano de arena para que a estos sus últimos días fueran mejor.  

Somos muchas las personas que dependemos de la medicina pública, y no es justo para nadie que no lo traten como debe ser, si están trabajando para el estado, cuiden su trabajo den frutos buenos  para los cuidadanos costarricense que ponen sus vidas en las manos de estos, con confianza de que los ayuden y calmen sus malestares de buena forma.  

Pero no le demos toda la culpa a los doctores, sino también a las universidades que les ayudaron en su profesión, que quizá no le enseñaron los valores justos para que estos aprendan a ser no buenos sino excelentes  profesionales. Que estas instituciones no solo enseñen acerca de la carrera si no que también ayuden a inculcar amor a la vida y a las demás personas esto es lo que realmente tiene valor en una persona, su forma de ser, lo que tiene en su corazón, sus valores, sus creencias y todo eso que no se puede comprar con dinero.

Además de la universidades, los hospitales donde trabajan estas personas, son también culpables de su comportamiento sea bueno o sea malo, ya que estas entidades son las encargadas de evaluarles su trabajo, de amonestarlo cuando no cumplen con su deber , pero las personas que requerimos de este servicio también tenemos gran culpa de los malos tratos que a veces se dan en los hospitales, ya que muchas veces no quedamos callados ante situaciones que merecen más cuidado,  al callar un mal trato de un doctor estamos apoyando a este. Debemos de ser mejores personas para tener un mejor país.  

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